- ¿Sabes? He estado pensando…
- ¿Si?
- Sí, ese tipo de cosas pasan
cuando repasas conversaciones pasadas en la cabeza y te das cuenta de cosas que
querías decir.
- Se llama estupidez humana.
- Como ahora.
- Sí.
- (…)
- ¿Qué pensabas?
- En esa vez que dije que no
conozco el amor.
- ¿Por no haber tenido pareja?
- En ese momento lo dije por eso,
sí. Pero sí lo conozco de otros tipos, no románticos también.
- No, ¿en serio?
- No necesitas ser sarcástico. No
es a lo que iba.
- ¿Entonces?
- Me hubiese gustado agregar a
esa conversación que sí conozco el amor romántico, el tema es que no lo he
conocido en su modalidad mutua.
- ¿Te las das de mártir?
- Sí, un poco. Pero a lo que voy
es que sí he amado. No soy una perra de corazón frío. Conozco la ternura por
una persona. Y generalmente estoy bien con ello, incluso con el deseo, hasta
que llego al punto de amarlos de ese modo es traicionarlos, porque nunca les
voy a decir. No creo haber sido deshonesta completamente, solamente omitía esos
sentimientos: las ganas de abrazarlos y verlos felices, hacerlos felices,
besarlos, acariciarlos. Es como triste.
- ¿No crees que es estúpido no
haberles dicho nunca?
- Sí, pero no podía hacerles
cargar con el peso de mis sentimientos.
- Qué tragedia…
- Nah…
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