Tengo miedo, dijo mirando con un ojo el precipicio entre las
palabras del libro que tenía enfrente; y con el otro mirando por la ventana a
un horizonte indeterminado.
- Tengo
miedo –susurró- tengo miedo – repitió, con la voz temblorosa - …. de que todo
esto me convenza de que el mundo es real y que pertenezco a él.
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