domingo, 7 de mayo de 2017

Brisa

Iba y sentía  cómo el frío me cambiaba. Sentía a la gente pasar, una y otra vez, preguntándome cómo pensarían ellos mismos, parecían tan iguales. Pasar por la calle, ver a la gente pensar, ocuparse,  contestar una llamada. Esa zona había sido un bosque hace no más de un pequeño siglo, ahora se teñía con pavimento y las huellas de zapatos de cuero.  Entonces sentí a una niña, pequeña, morena y adorable que lloraba mientas buscaba entre la multitud, halló mi roce y calló un momento, dirigió la mirada a una mujer que iba un poco más adelante con una cara de un bosque talado. Su madre, supe enseguida. La llamé levantando su falda, y ella volvió la vista molesta para ver quién fuera, pero no encontró nada y encontró a su hija,  la niña me dedicó una sonrisa. Creo que me había acostumbrado a hacer favores, pero en cuanto la niña desapareció entre el tumulto el aura gris y sudorosa que gobernaba el lugar volvió a consumirnos. De nuevo, la gente pasaba una y otra vez, rozándome sin notarme. Parecían interminables en hora punta, a donde quisiese que mirase veía en los rostros la preocupación egoísta mientas empujaban unos a otros, luchando por la delantera del semáforo. Se volvía monótono un rato, pero después empezaba a ver los detalles de la gente. Uno estaba mirando el cielo y se dio cuenta de mi, pero asustado corrió la vista, privándome del mirar de unos ojos. Mirando el mismo sitio encontré una mujer a quién le toqué el cabello, fue gracioso porque, urgida y pendiente de la gente que la miraba, lo arregló inmediatamente, aún así eso me hacía triste, no importaba.
Supongo que me alejé un momento y llegué a parar en un barrio residencial. Bonito supongo, tranquilo también, solo el bullicio de algunos trabajos y las micros que pasaban a deshora.  Ahora era el calor lo que me cambiaba y topé con una chica, parecía triste pero aún caminaba paso por paso, llevando su carga lentamente e intenté distraerla. Parecía ignorarme y eso me irritó. Le hice una zancadilla con mi cuerpo y su pie estaba por caer encima de un brote de enredadera que creía entre las grietas del cemento. Sonreí maliciosamente, sintiéndome como un niño. La muchacha me ignoró de nuevo y cuidó de no pisar el pequeño brote. Y yo sorprendido me fui, ella no tenía tiempo para cuidar de verme o de intentar parecer feliz, pero sí de no pisar pequeño brote. Incluso para mi, fue hermoso.


Escrito en 2013


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07-09-2018

I feel bitter I feel like a dirty old rag that only bickers I should get that whiskey to feel as shitty as I deserve