domingo, 7 de mayo de 2017

Inecuaciones

Estaban hablando de lo poco práctico que era para la vida real aprender cómo hacer inecuaciones.
Debían enseñar cosas útiles para la vida, habían acordado entre todos.
La profesora asintió desde una de las esquinas del salón, apoyada en la intersección con los brazos cruzados mientras escuchaba a sus estudiantes discutir.
Era la primera vez que ese curso discutía de forma civilizada, es decir, sin gritar o volverse ratas en coca.
Deberían enseñar cosas como cocinar, cómo hacer cosas de la casa, cómo usar herramientas, cómo arreglar cosas – había comentado una alumna – deberían enseñarnos a ordenarnos.
La profesora levantó una ceja a causa de esa última frase. Nadie en el salón la había cuestionado. Suspiró para sí, volviendo a fruncir el ceño mientras escuchaba. Tenía que obligarse a recordar dónde enseñaba.
Creo que deberían enseñar a ser mejores personas – comentó otra chica, su voz tan inocente como ignorante.
Ah, el comentario moralizante, pensó la profesora para sí.
Sí, creo que deberían enseñar a ser mejor persona – reforzó otra persona – No lo digo desde un punto de vista “cristiano” – continuó, mirando a la compañera que había hablado – Pero sí cosas como… verdades de la vida. Enseñarnos que nada es fácil, que vamos a tener que trabajar, que ni los amigos o las relaciones son para siempre… Que la muerte es segura.
Con ese último comentario oscuro la clase cayó en silencio.
La profesora suspiró. Se recostó en la silla y se sacó los tacones, dejándolos caer al suelo con fuerza. Sus pies enfundados en medias beige descansaron sobre el escritorio. Sabía que había más de una persona observando sus muslos, pero no le importó. ¿decoro?, se preguntó con ironía. Sacó su cartera y se puso a revolverla.
- La cosa es, niños, - murmuró mientras ponía un cigarro entre sus labios – es que siempre hablan de La verdad, ¿no? Cosa única, finita, inamovible, sólida y absolutamente innegable, pero… - murmuró, prendiendo el cigarro y dándole una bocanada inmensa – La verdad es flexible, dinámica… Creo que es una de las pocas cosas que la vida me ha enseñado. La verdad depende de quien la diga, quien la escucha, de quien la piense, de quien la escriba…. Pero… Bah… - gruñó amargamente – Al fin y al cabo, ustedes escogen si creerme o no.
La clase la miraba aterrorizada. Habían muchos con caras del terror más absoluto, unas cuantas que tosían, otros que sacaban sus propios cigarros, otros que sonreían.
- Profe, ¿qué está haciendo?  – preguntó la inocente.
La mujer dio otra quemada al cigarro, dejando que el humo quemara sus pulmones y acidificara su lengua.

- Renunciando. – contestó con una sonrisa, mientras botaba el humo espeso entre los dientes. 


Escrito el 6/10/16

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07-09-2018

I feel bitter I feel like a dirty old rag that only bickers I should get that whiskey to feel as shitty as I deserve