Tres golpes en mi ventana y
silencio. Miro a mi alrededor y supongo que no fue en nuestro auto.
Tres golpes en mi ventana y
silencio. Miro a mi alrededor y nada. Es de noche por lo que lo único que
alcanzo a ver es el pavimento alejarse de mis ojos con la escaza luz de los faros delanteros.
Tres golpes en mi ventana y una
hora de silencio. Sigue siendo de noche y el sonido había sido lo suficientemente
fuerte para despertar a todos. Debía ser cosa mía. Mi padre seguía conduciendo
y decidí dormir.
Tres golpes en mi ventana.
Levanto la cabeza. Me quedé dormida con la mejilla en el vidrio. Dejo la mano
ahí, donde había sido el golpe.
Tres golpes bajo mi mano.
Golpeaban la ventana y no era cosa mía. Había algo ahí.
Sin pensarlo, bajo el vidrio y lo
único que alcanzo a ver es la negrura de la noche en la carretera, solo la
noche y la luz en el pavimento desapareció.
Ojos desgarradores me miran con
dolor en ellos, deshechos y mi “familia” al unísono.
Horrorizada cierro la ventana y
me cierro a mí misma. Y despierto.
Es de noche y viajamos en la
carretera. Afuera se alcanzan a ver viñedos a la luz de los faros y me pregunto
cuanto faltará para cosecharlas. No puedo volver a dormir. La silla, me está
quedando pequeña y me molestan los hombros. Algunos de mis juguetes están en el
suelo y casi los alcanzo con los pies.
Suspiro y apoyo la cabeza en la
ventana
Tres golpes en mi cabeza y
silencio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario